La Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) calculó este martes que en 2022 habrá un excedente de unos 600.000 quintales de harina.

El gerente general de Emapa, Franklin Flores, en una entrevista con La Razón Radio, detalló que el año pasado, entre marzo y abril se sembraron “bastantes cantidades de hectáreas de trigo”.

Es decir, “de 70 a 80 mil hectáreas de trigo en todo el país; de esa cantidad de hectáreas hemos acopiado alrededor de 130.000 toneladas de trigo, que ahora están en los silos del Estado (…), y todo eso se transforma aproximadamente en 1.600.000 quintales de harina”, explicó.

Mientras el consumo mensual del sector panificador, según los datos del funcionario, representa en promedio alrededor de 90.000 quintales y anualmente “oscila entre un millón o un poco más de quintales”.

En ese sentido, “si calculamos que hasta diciembre tendremos un millón, tendríamos un excedente de 600.000 quintales que estarían para el año 2023 o esa harina se utilizaría para alguna contingencia de este año”, sostuvo. 

Por lo que consideró que con la implementación de un programa de apoyo a la producción de trigo en Bolivia “obviamente hubo mucha reducción en la importación” del elemento primordial para la elaboración del pan.

El Gobierno, a través de Emapa, y los dirigentes de los panificadores suscribieron un acuerdo para garantizar la provisión suficiente de harina y en consecuencia mantener el precio del pan en distintas regiones del país entre 0,33 y 0,50 centavos la unidad.

Además, según Flores, en el propio convenio se estableció que el “peso mínimo del pan debe ser de 60 gramos” y asimismo Emapa se comprometió a entregar “una harina de calidad”.

“Por tanto, nosotros como Gobierno garantizaremos la alimentación primaria, tengan la plena seguridad, hemos previsto recursos económicos, logística y recursos humanos”, enfatizó el funcionario.